Como ya sabes, en los últimos meses, he tenido la oportunidad de participar en el proyecto Comercio Sevilla 2.0, tanto en la versión de la capital, ya completada, como en la iniciativa que FEICASE y Diputación, han impulsado en toda la provincia.
Esta ambiciosa propuesta, ha sido una experiencia sensacional, tanto en el plano personal, como a nivel profesional. He disfrutado la posibilidad de conocer a empresarios y empresarias, emprendedores, comerciantes tradicionales, segundas generaciones, y un largo etcétera de personas que dejan su vida detrás de un mostrador.
Es el cliente, el que con su decisión a la hora de gastar su dinero, está revolucionando el tejido empresarial actual.
Y precisamente de eso se trataba. El objeto del proyecto, es acompañar a estos currantes a evolucionar su empresa, adecuándola a las necesidades que el nuevo consumidor está demandando. Realmente es así. No existe una legislación que los obligue, es el cliente, el que con su decisión a la hora de gastar su dinero, está revolucionando el tejido empresarial actual.
Es cierto. Mentiría si no dijera que este sector, el comercio, necesita «como el comer» un cambio que permita beneficiarse de una clara tendencia general, el turismo. A día de hoy, es una (por no decir la única) de las industrias que pueden ayudar a nuestro territorio a aumentar la riqueza y ofrecer un futuro mejor para todos. Pero hay que trabajar. No basta con campañas de «compra en el comercio de tu barrio». Hay que ser imaginativos y diferentes, ofreciendo beneficios reales a los clientes que, como estamos viendo, valoran muchos más elementos que el precio.
La competencia es brutal, pues, antes, «sólo» tenías que preocuparte por la competencia que pudieras tener en tu calle, o en tu barrio. Ahora, las amenazas crecen a diario en cualquier lugar del mundo. Y sí, es posible que hace poco tiempo lo viéramos muy lejano, pero para ver lo cerca que está, basta con analizar nuestro propio comportamiento como consumidor.
Pero hay esperanza! Al igual que crecen las amenazas, las oportunidades se han multiplicado para todos, y además, con soluciones al alcance de cualquier bolsillo. Además, los clientes se han especializado, son más exigentes, pero también valoran más allá del precio.
Es tiempo de cambios, y tú, ¿vas a cambiar?
Sergio Franco